La sombra del caudillo (1960)


En el México de los años veinte, la inminente sucesión del caudillo militar en el poder está a punto de decidirse. El caudillo favorece la candidatura del general Jiménez, ministro de gobernación, a pesar de la simpatía que despierta el general Aguirre, ministro de guerra. Aguirre se retira de la contienda, pero sus partidarios continuan apoyándolo. Orillado por las circunstancias, Aguirre debe decidir entre su lealtad al régimen y la oportunidad de acceder al poder.


#FierroMoviesFacts

  • Treinta años de un veto militar jamás aclarado convirtieron a La Sombra del Caudillo en la "película maldita" del cine mexicano. Basada en la novela homónima del escritor chihuahuense Martín Luis Guzmán, La Sombra del Caudillo narra la historia de la sucesión presidencial en los turbulentos años previos a la institucionalización de la revolución.
  • La novela se publicó en Madrid en 1929 y fue prohibida en México durante algún tiempo. Para 1960, habían pasado quince años desde que el último presidente militar finalizara su mandato y los eventos que narra la novela formaban parte de la historia política mexicana, por lo que Julio Bracho no consideró que pudiesen incomodar a nadie.
  • La filmación de la película no sufrió contratiempos e incluso gozó de amplias facilidades al permitirse su rodaje en la Cámara de Diputados y el Castillo de Chapultepec.
  • Antes de su prohibición, La Sombra del Caudillo fue enviada al Festival de Karlovy Vary, en donde recibió un premio especial. 
  • El veto que impidió su estreno comercial en México nunca fue explícito, aunque la versión popular señala que un grupo de militares consideraron que no debían ventilarse en el cine cuestiones históricas comprometedoras, por lo que la autorización para la exhibición fue denegada. 
  • Durante el régimen de Luis Echeverría, las solicitudes para que la película fuese exhibida llegaron a abrumar al presidente, quien nunca se atrevió a intervenir en este asunto. Decepcionado, Bracho falleció en 1978 sin reponerse por completo del golpe que significó para su carrera esta lamentable situación. 
  • En los ochenta, La Sombra del Caudillo pudo ser conocida gracias a la misteriosa circulación de copias clandestinas en video, mismas que se cotizaban a precio alto en el mercado de la Lagunilla. Finalmente, en 1990, el gobierno de Salinas de Gortari autorizó la exhibición de La Sombra del Caudillo y la cinta pudo ser estrenada el 25 de octubre de 1990 en la sala "Gabriel Figueroa" de la ciudad de México. Inexplicablemente, la película fue exhibida en una copia de muy mala calidad en 16 mm. lo cual hace sospechar que el negativo original de 35 mm. pudo haber sido destruido por quienes desearon que esta película jamás se hubiese filmado.


Sobre el Director: 

Nombre completo: Julio Bracho Gavilán
Lugar de nacimiento: Durango, Durango, México
Fecha de nacimiento: 17 de julio de 1909
Fecha de fallecimiento: 26 de abril de 1978


El cine y la Revolución Mexicana

Desde documentales in situ pasando por los grandes filmes de la “Época de oro” del cine mexicano, te ofrecemos un recorrido por el movimiento de Revolución a través de la pantalla grande.

Siguiendo a los actores
Mitificando a la Revolución
Censura y fracaso

En el cine, como en la literatura y la pintura, la Revolución Mexicanaha sido uno de los temas más abordados por los artistas en el último siglo. Las atrevidas Adelitas, los indígenas con huaraches portando un fusil y los bigotudos jefes militares con cananas y amplios sombreros son personajes que adornan cualquier estampa del imaginario nacional.

Sin embargo, en el séptimo arte, al igual que en otras disciplinas, el conflicto armado que inició en 1910 se ha desentendido de su significado político e histórico para convertirse en un creador de mitos que más bien ha servido para proyecciones folcloristas y despliegues machistas que glorificaron a leyendas como Francisco Villa y Emiliano Zapata.

Presentada como documental o en forma de narración ficticia que rememora a los “westerns” estadounidenses, la Revolución se ha erigido como el escenario trágico e ideal para amores imposibles y heroísmos frugales. Los paisajes solitarios y terrosos son la impecable fotografía, mientras que los “corridos” la banda sonora perfecta para presentar diferentes visiones de este ambiguo periodo de la historia de México.

Debido a su gusto por la cultura francesa, don Porfirio Díaz trajo a nuestro país el mayor invento de los hermanos Lumiére: el cinematógrafo. Aunque originalmente su objetivo era filmar al general Díaz, en realidad se utilizó para documentar y ensalzar a los enemigos del dictador. Grandes personalidades como Francisco I. Madero y Álvaro Obregón contaban con sus propios directores que seguían sus pasos y relataban sus aventuras.

No obstante, la figura más destacada del cine revolucionario es, sin duda, Pancho Villa. Además de ser el más popular e interpretado en estas cintas, “El Centauro del Norte” financió a productores estadounidenses para que grabaran sus recorridos. De hecho, hay quienes aseguran que la famosa Batalla de Celaya no fue real, sino que el mismo Villa la coreografió para lucir victorioso.

A partir de que Venustiano Carranza toma el poder en 1914, este género sufre una gran transformación: pasa de ofrecer un contenido meramente informativo a ser un arte de ficción.

Este fenómeno se extiende durante el gobierno de Lázaro Cárdenasquien apoyó esta corriente, dando lugar a la trilogía más famosa sobre el tema: “El prisionero 13”, “El Compadre Mendoza” y “¡Vámonos con Pancho Villa!”. Estos filmes, dirigidos por Fernando de Fuentes, no muestran el lado heroico del conflicto, sino que una visión desencantada y cruda de la guerra.

Hacia la década de los 50, la Revolución pierde su enfoque realista para ser un escaparate que muestra la riqueza y colorido las tradiciones mexicanas. María Félix, Pedro Armendáriz, Dolores del Río y Emilio “el Indio” Fernández son las grandes estrellas de la “Época de Oro” que dieron vida a los arquetipos revolucionarios. Entre risas, balaceras y robos, Armendáriz personifica a un Pancho Villa de carne y hueso. “La Doña”, con puro en la boca y dispuesta a pelear a la par de un hombre, se convirtió en el símbolo feminista, mientras que Del Río conservó el papel de la mujer obediente que espera el retorno del marido.

Durante los 60 y 70’s, la magia y el misticismo que rodeaban a la Revolución anteriormente se desvaneció para exhibir su verdadera cara: decepcionante, brutal y confusa. En este tiempo se estrena una de las películas más memorables del género: “La sombra del caudillo”, dirigida por Julio Bracho y basada en la polémica novela deMartín Luis Guzmán. Debido al gran parecido que tenían los personajes ficticios creados por Guzmán con los reales, el entonces presidente Adolfo López Mateos prohibió la cinta, la cual se mantuvo censurada por más de tres décadas. 

A un centenario de su comienzo, el esplendor de la Revolución y su uso en las artes se ha mitigado y en los últimos años han habido sólo unos cuantos intentos que la abordan. Entre éstos destaca “Zapata, el sueño del héroe”, de Alfonso Arau, el cual contó con las actuaciones de Alejandro Fernández y Lucero. Este filme que busca combinar una especie de fantasía sobrenatural con los costumbrismos indigenistas resultó un fracaso en taquilla.

Quizá ya sea un tema gastado, quizá las últimas propuestas no logren resucitar la gloria de sus antecesoras, pero lo cierto es que laRevolución Mexicana se conservará como una bella imagen que contiene dentro de sí un universo de prototipos, alegorías y mitos que se albergan en lo más profundo de la cultura mexicana y de su cinematografía.

fuente: http://www.mexicodesconocido.com.mx/